Culminaba la década del sesenta cuando Rod Walker arribó a Chile con la intención de instalar un concepto que, hasta entonces, era escasamente conocido en el territorio: educación ambiental al aire libre. El británico dedicó gran parte de su vida a cumplir dicho cometido con éxito, fundando el Centro de Experiencias al Aire Libre (1967) e influyendo en el modo de pensar y comportamiento de las nuevas generaciones, entre otros importantes hitos. En los noventa se asentó en Pucón, específicamente en las inmediaciones del Santuario El Cañi, desde donde se maravilló a diario con la belleza de las montañas y los bosques de árboles nativos, traspasando sus conocimientos a cientos de visitantes. Es por todo esto y más que sus cercanos le brindaron una emotiva despedida en su velorio y posterior funeral. Las ceremonias estuvieron plagadas de música, bailes y profundas reflexiones como la de su vecina, Patricia Roa Sanhueza, quien expresó: “Él partió a otro plano, pero dejó en este mundo miles de semillas que seguro dejarán otras, así se mantendrá su legado. En lo personal verlo caminar descalzo, conectarse con la tierra, ser tan enorme en su sencillez me inspiró y me llevó a tenerle un profundo cariño”.
El velorio se desarrolló en la sede del club deportivo Cóndor, allí se hizo presente personal del Centro Cultural Amar Amar con tambores y amplificación; el objetivo fue generar una grata conexión entre los presentes a través del arte. Karina Guidi Morosini, una de las directoras del espacio ubicado en Camino Internacional #2035, conversó con El Trancura para referirse a la iniciativa: “Nos hicimos presentes porque Rod fue una persona muy importante en el territorio, un líder con alma libre que en su búsqueda inspiró y terminó por transformar la comunidad; influyó en todos quienes alguna vez compartimos con él. Su mensaje de respeto hacia la tierra, de conectar con la naturaleza hizo que muchas personas decidieran dedicarse a ecoturismo. Él movilizó cosas internas de la gente por ser alguien tan desapegado a lo material, ya que vivía de una manera salvaje, rústica para su edad (…) El momento que compartimos en su despedida fue muy hermoso, como nos conocíamos entre todos los presentes se generó un ambiente mágico. Fue lindo despedir a un grande en comunidad, fue lindo reunirse a hablar de amor y fue lindo inspirar y ser inspirados. Cuando el portal entre la vida y la muerte se abre siempre se genera movilización, sensibilización”.
Luego del velorio se realizó una caminata hasta el Cementerio de Pichares donde finalmente se dio descanso al cuerpo de Rod, quien permanecerá eternamente rodeado por la naturaleza que tanto amó.