Su nombre es Michael Durand Quesnel e hizo su fortuna durante la década del 90 vendiéndole al Estado de Chile carros bomba, como representante de la empresa francesa Camiva. Ha sido noticia por acciones de carácter benéfico, por colaborar en el desarrollo sustentable junto a Universidad Católica y por poseer un zoológico privado en La Dehesa con centenares de especies que, según él, mantiene con el fin de preservarlas ya que están en peligro de extinción. El millonario de 83 años también posee un criadero de animales exóticos en Fundo Copihual, ubicado en la comuna de Villarrica. El Trancura accedió al oficio de 2016 mediante el cual Durand inscribió el sitio en el Registro Nacional de Tenedores de Fauna Silvestre, en dicho documento se acredita la existencia de “…dos ejemplares machos de la especie Bongo (Tragelaphus euryceros), tres ejemplares machos de la especie Nyala (Tragelaphus angasii), seis ejemplares de la especie Sitatunga (Tragelaphus spekii), cuatro ejemplares de la especie Gacela de Thomson (Eudorcas thomsonii) y tres ejemplares de la especie Cebra de Grant (Equus burchelli)…”.Tanto el zoológico de La Dehesa como el recinto de Villarrica tendrían prohibida la entrada a público, a excepción de funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero.
La tenencia de estos animales por parte del filántropo ha provocado opiniones divididas o ciertos cuestionamientos a través de redes sociales, lo cierto es que el SAG autorizó su accionar y Durand se ha referido a estas críticas señalando que mucha gente habla sobre cuidar el medio ambiente, pero nadie hace nada. Pese a dar pocas entrevistas, también ha indicado que no recibe público porque los animales en cautiverio no están acostumbrados a ver gente desconocida y la idea es que se sientan como si estuvieran en su hábitat natural.
Respecto al documento que tuvo acceso El Trancura, también se desprende la siguiente información: “El dueño o representante legal, deberá entregar en Oficinas del Servicio Agrícola y Ganadero de Villarrica, dentro de los primeros 10 días de enero y julio de cada año, una declaración de la existencia de animales en el criadero, para lo cual utilizará los formularios proporcionados por el Servicio (…) El propietario, así como las personas que laboren en el criadero, deberán permitir el ingreso a los funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero que en visita inspectiva así lo requieran y suministrarles la información que le soliciten, dándoles las facilidades necesarias para el cumplimiento de las tareas inherentes a su cargo (…) El dueño del criadero, así como las personas que trabajen en el mismo, deberán dar cumplimiento a las disposiciones que sobre establecimientos con fauna silvestre están contenidas en la Ley de Caza y su Reglamento”.