Cuando termina la temporada de lluvias en Pucón, los vecinos del camino Llafenco (Ruta S-941) que lleva a Palguín Alto saben que se avecina una pesadilla. Como en muchos otros sectores rurales de la comuna, esta senda es una mezcla de tierra y piedra, pero a diferencia de otros caminos, esta ruta presenta un alto atractivo turístico: Cinco cascadas, un glaciar, termas y la conexión de Pucón con Coñaripe hacen de transitar por este lugar un imperdible para miles de turistas por temporada. Esto provoca el flujo constante, durante todo el día, de vehículos a alta velocidad que levantan una nube de polvo que pareciera mantenerse suspendida indefinidamente. Al mirar a contraluz uno puede observar las partículas flotando y que llenan todo el espacio visible. A muchos automovilistas no les importa si va una persona caminando por el trayecto y mucho menos piensan en las personas que habitan o trabajan en el sector que viven su día a día envueltos en estas partículas que copan el aire. La gente del lugar clama por una solución que mitigue este problema que afecta su vida diaria. Durante años han tenido reuniones con diversas autoridades sin obtener soluciones a corto plazo mientras esperan un definitivo proyecto de asfaltado que parece haberse perdido y del que no han tenido más información.
Una carta con más de 300 firmas fue enviada al Concejo Municipal la cual nunca fue leída en sesión y sobre lo cual aún no reciben una explicación convincente. Cynthia Durán, quien nos contactó, comenta que tienen una hora agendada con el Seremi para febrero sobre la cual no saben si tendrán algún resultado. De la municipalidad le indican que tienen la disponibilidad de ayudar, pero no tendrían los recursos para actuar: “No hay recursos para echar bischofita […], no hay recursos para que pase un camión aljibe con agua, no hay recursos para señalética, les proponemos que en sus redes sociales potencien el que los turistas disminuyan la velocidad en caminos rurales ya que eso no tiene ningún costo y también lo descartan”.
La bischofita es un material que es llamado “mata polvo” y que se utiliza para que en este tipo de terrenos efectivamente no se genere la nube que hoy afecta al sector. Como anécdota, Patricio Roa, propietario del Llafenco Market, nos dice que en 2022 angustiado por la situación envió un correo a la municipalidad pidiendo una solución a finales de febrero. Recibió una llamada el mismo día avisando que el camión con la bischofita iba al lugar, lo que él atribuye a una coincidencia. “Pero fue el 24 de febrero, entonces el polvo en enero, febrero, diciembre. Lógicamente igual ayuda, pero no a final de temporada”. Agrega que una semana después que se desplegó el material, pasó una máquina niveladora lo que provocó que se perdiera todo el “mata polvo”. Según afirman los vecinos está habría sido la única ocasión en que se usó esta medida en los últimos años.
Como comerciante, Patricio nos agrega que debe mantener la puerta cerrada de su negocio lo que hace que mucha gente piense que no está atendiendo mermando sus posibilidades de ventas. “No podemos estar con la puerta abierta porque yo trabajo con cosas perecibles y productos que la gente no se puede llevar llenos de tierra. Hay que estar constantemente pasando un paño, limpiando y en eso se nos va el día. Tratando de atender bien, pero las condiciones no se dan”. Nos agrega que en su experiencia recibe constantemente los comentarios de sus clientes acerca del mal estado del camino.
A la entrada de la ruta se encuentra una escuela, que afortunadamente no funciona durante enero y febrero, pero que de todas formas los meses de diciembre y marzo debe funcionar con ventanas cerradas y los patios quedan completamente expuestos por lo que los estudiantes terminan respirando este aire contaminado inevitablemente. Aún así, el colegio no se lleva la peor parte ya que está al comienzo del camino donde los vehículos deben bajar la velocidad para tomar la curva. Cynthia Durán nos cuenta que subiendo por la calle viven cerca de 300 vecinos donde hay entre 40 y 50 casas a orilla de la misma que se enfrentan a este problema toda la temporada. “En invierno son los hoyos en el camino, en el verano es el polvo que en realidad se mete a las casas, lo respiramos. Uno vive en la suciedad constante. Niños que se enferman con crisis alérgicas y tienen que tomar corticoides, otros que usan inhalador durante los veranos”.
Abraham Leiva es residente del sector desde hace 3 años. Nos cuenta que los veranos han sido muy complicados para él. “No se puede colgar ropa, no se pueden abrir las puertas de las casas porque nos llenamos de tierra adentro. […]. La misma gente que trabaja con sus cosas para venderlas en esta temporada, sus comidas, sus mermeladas, se llenan de polvo. Hay gente que vende pancito a orilla del camino y está en medio de un tierral. Entonces nosotros queremos una solución. Queremos que se acerque una autoridad acá a Llafenco y nos dé alguna solución para esto, porque aquí pasan 200 o 300 autos al día, hasta 500 pueden pasar”.
Los vecinos consideran que dado el gran aporte que hace a la comuna este sector como atractivo turístico valdría la pena invertir en una mejora de la condición del camino. “En la comuna de Pucón no tendríamos porqué estar sufriendo esto. Porque aquí lo que más entra es dinero en la temporada de verano. Aquí no puede haber una escasez de dinero en esta municipalidad. Yo tengo entendido que es la segunda comuna a lo largo de Chile que recibe más plata en la temporada así que no puede decir el alcalde: estamos sin dinero, estamos desbancados. Porque plata hay en la comuna.” Concluye Abraham.
Jose Miguel Ulloa, propietario del Aserradero Llafenco, nos dice que el turismo en el lugar es un plus, pero que esto no se complementa con el beneficio para las personas que viven y trabajan ahí. Comenta que mucha gente del sector no tiene acceso a un vehículo por lo que transitan a pie por la ruta. “Pasan niños, señoras con bebés en coches y nadie tiene un respeto mínimo por el prójimo en ese sentido. Entonces para nosotros sería importante si es que el municipio, si son los encargados, o vialidad en este caso nos ayudaran con el tema de algo para mitigar un poco el polvo. […] Esperando también la mejora del camino porque hace muchos años, del tiempo que llevo aquí, han venido a hacer pruebas del pavimento que van a poner aquí […] y no avanza eso, no avanza para nada”.
Una de las principales necesidades que buscan resolver los vecinos, son medidas que contemplen la disminución de velocidad con la que circulan los vehículos. En ese sentido, no es solo el polvo el problema sino que también se ven constantemente accidentes producidos por la imprudencia de conductores que además ponen en riesgo la vida de los residentes. José Miguel se siente abandonado por la comunidad: “Para otros sectores se han tomado medidas y en este lugar nada”.
Luego de unos minutos en el sector se comienza a sentir en la boca el sabor del polvo y se nota una pequeña sensación de ahogo al respirar. Lamentablemente los residentes del lugar, al menos en apariencia, ya están acostumbrados a convivir con estas circunstancias que a la larga perjudica su salud y sus condiciones de vida. “Cuando hay intenciones de ayudar, se ayuda. Los recursos salen o se crean ideas de bajo costo, pero acá simplemente a nadie le interesa ayudar y los vecinos estamos desesperados porque respiramos polvo todos los días y es indigno, nos menoscaba la dignidad, la salud, el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Acá vivimos en una contaminación constante.” apunta Cynthia Duran que junto al grupo de residentes del sector esperan que se lleve a cabo el proyecto de asfaltado, del que no han tenido novedades o alguna medida desde la municipalidad que ayude a mitigar el calvario en el que viven y que parece no llegar nunca.