“Busca el equilibrio entre el deporte y tu vida personal”, es una de las tantas frases que a menudo escuchamos aludiendo a tratar de alcanzar un equilibrio total y, más allá de lo bienintencionado que esta sea, puede generar confusión, porque en la vida todo cambia permanentemente.
La expectativa de que el equilibrio o la perfección es posible en todas las áreas de nuestras vidas es, en el mejor de los casos, una interpretación equivocada.
Por ejemplo, mientras una parte de nuestra vida está en alza, otra puede estar en baja. Puede ser que estemos en un muy buen momento deportivo, pero a su vez nuestra vida familiar está debilitada.
También vivimos etapas en que un área de nuestra vida nos absorbe casi por completo, por ejemplo, al prepararnos para un decisivo examen, al tratar de salir de una crisis económica o en una exigente concentración previa a una competencia deportiva.
Esperar por ejemplo un equilibrio absoluto entre vida y deporte es una pretensión ciertamente idealista.
La propuesta entonces es a que nos dispongamos para entrenar nuestro mundo interior con el propósito de poder alcanzar el ansiado equilibrio emocional dentro del constante desequilibrio, ambigüedad e incertidumbre de la vida que hoy tenemos. Y para tratar de lograr este estado debemos fluir con los cambios y buscar controlar aquello que realmente podemos controlar.
Roger Federer, uno de los deportistas más admirados justamente por su control emocional lo expresó así: “Como el tenis no me permite controlar prácticamente nada, mi desafío principal es controlarme a mí mismo.”
Con los deportistas y equipos que me toca trabajar me gusta plantearles la fortaleza mental de una manera muy simple y a su vez alejada de las recurrentes excusas: “con las condiciones externas que hoy te toque jugar, desafíate a tener la capacidad de lograr tu mejor desempeño.”
En tiempos donde nuestro bienestar holístico debe ser prioridad, dejar de preocuparnos por cosas que no podemos controlar pasa a ser más que una necesidad, una virtud que podemos desarrollar atendiendo a principios como:
- Focalizar nuestra energía en resolver el problema presente en vez de preocuparnos demasiado del futuro.
- Evitar aislarnos, apoyándonos con amigos inspiradores o recurriendo a profesionales del área de la salud y del crecimiento personal.
- Acercarnos a la naturaleza, permitiéndonos gozar de su inigualable y majestuosa belleza.
- Cultivar el sentido del humor, buscando siempre el lado divertido o positivo de la situación.
- No transar en defender valores de vida fundamentales como nuestra salud, nuestra felicidad y la calidad de nuestras relaciones.
La invitación entonces es a que comiences ahora mismo tu búsqueda de cambios sólidos y consistentes en pos de tu paz interior, diseñando y dando forma a una disciplina personal que te lleve a alcanzar ese estilo de vida que siempre has soñado.